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El regalo perfecto. Foto: Pixabay

El regalo perfecto

“No podría haber nada mejor que celebrar una fiesta mundial el día que llegaste”.
Stevie Wonder

Sin duda, cumplir años en estos tiempos pandémicos, sí que se ha vuelto difícil o extraño de celebrar. Cuántos de nuestros amigos tuvieron que celebrar solos su cumpleaños.

El 2020 nos dejó una celebración diferente, ciertamente más reflexiva, lejos de la familia, sin tus amigos, de manera virtual, con felicitaciones a través de alguna plataforma digital, con las mañanitas de balcón a balcón o con pancartas a lo lejos con los amigos y familiares en la lejanía de los autos que desfilaban por tu casa. Esas imágenes se volvieron parte de nuestra historia en esta pandemia, las celebraciones se volvieron virtuales con ayuda de las nuevas herramientas digitales.

Ambiguamente, pasé muchos años sin querer celebrar mi onomástico. De niño mi hermana era la que siempre procuraba ponerme las mañanitas, aún recuerdo que el primer regalo que recibía era el suyo.

Una ocasión me regaló lo que hoy seria una versión de FIFA con Xbox, un futbolito de plástico con un balín de acero que tenias que ir llevando por el laberinto de acrílico, un FIFA analógico de principios de los ochentas.

Siempre preferí la gelatina antes que los pasteles. Ya avanzados los años los regalos fueron volviéndose mas sofisticados y diversos, en alguna ocasión durante una fiesta tuve la dicha de disfrutar un concierto de mi amigo Jorge Rodríguez “el vampiro”: líder e integrante de distintas bandas de rock como Cáliz, la Catrina y Kiriku; y cómo no recordar el performance de un querido amigo y artista, símbolo del performance en México, Juan Carlos Jaurena, quien ofreció e hizo gala de uno de su performance en medio de la fiesta.

Al tener amigos artistas, comencé a recibir obra de arte como regalo, aquellas piezas que aún conservo llevan la leyenda por detrás deseándome feliz celebración y hasta alguna dedicación en particular.

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Obviamente también comencé a regalar mi obra fotográfica como regalo en algunas fiestas que fui invitado, cosa que vieron extraña, ya que mis regalos llegaban enmarcados y se volvían centro de conversación explicando el origen del mismo.

En una Navidad, recibí una variedad de regalos, pero yo llegué con una retahíla de fotografías enmarcadas las cuales fui entregando y con asombro los familiares recibían aquel atípico regalo. Me aseguré de que las improntas fueran más loables y decorativas, una serie muy especial que realice en la ciudad de New York con imágenes que demostraban las clásicas postales de la gran manzana.

El regalo perfecto se convirtió en obsequiar una obra de arte que al ponerla en sus manos, me parecía entregar una parte de mí, una experiencia, una emoción, un instante atrapado por la lente.

¿Qué regalar?

Como cualquier regalo, a veces no tenemos certeza si nuestra decisión va a satisfacer al destinatario y también nos vemos amenazados por la duda y la insatisfacción.

Regalar arte es una sensación especial. No siempre tiene que ser carísimo. Creo que el arte es un bien universal y no debe ser solo para unos pocos.

El arte es un regalo que perdura, otros se gastan, son efímeros, se rompen por el uso o se terminan botando a la basura el mismo día que lo regalas, porque son probablemente alimentos o bebidas, el suéter o la clásica bufanda que termina en el closet; o los calcetines con motivos navideños, sin embargo, una obra de arte estará por siempre en tu hogar y podrás heredarlo a las futuras generaciones.

Es posible que tu regalo se revalorice. Sí, nunca sabes si le compraste al artista que mañana será muy famoso y que quede en la historia de la humanidad.

La muestra de ello es Van Gogh que tan sólo vendió un cuadro en su vida, el retrato del Doctor Paul Gachet (inspirado en el médico que lo atendió en sus últimos días) en la actualidad se vendió por la cantidad de 82.5 millones de dólares a un coleccionista japonés.

Hoy todos luchan por una de las dos mil obras que dejó. Qué fortuna para el que adquirió la obra en ese entonces y que solo tuvo que pagar 300 francos en 1897.

Regalar arte no es un regalo fácil porque tenemos que meditar y pensar en la persona que queremos sorprender, en sus gustos, sus colores preferidos, un sinfín de cosas, es un regalo que la persona dirá: “oye, pensó en mi, se tomó el tiempo en buscar o en hacer ex profeso la obra para regalármela”. Tiene pertenencia, por ejemplo, el artista puede ser de la última exposición que visitaste o del último viaje que realizaste antes de la pandemia, y te hará sentir como si tu festejado hubiera viajado contigo.

Se puede comprar por internet. Hoy en día existen cientos de galerías que te facilitan las cosas, ya no tienes que ir a darte vueltas y vueltas por una tienda comercial ni tampoco ser un especialista en arte e ir a cotizar una obra; ahora puedes con tan solo un clic, elegir la obra que  más te guste, comprarla y que llegue hasta tu casa.

Al adquirir sus obras, los artistas reciben nuestro apoyo para seguir creando y que de esta forma el arte siga latente. Regalar arte dice mucho de ti, de tu sensibilidad, de tu buen gusto y de tu inquietud cultural y lo más importante: el arte nunca va a pasar de moda.

Regalar una obra de arte, es ofrendar un parte de ti y de tú cultura, además de ser un regalo único y original, el arte es ese detalle que has estado buscando para esa persona especial, que no es efímero, se vuelve un regalo perdurable que podrá pasar de generación en generación.

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Arte, obra de arte, regalo