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Nissan aprovecha la biotecnología para desarrollar el tono de la pintura a partir de la genética de cada uno de los consumidores.

Industrializar el ADN, genética para tu vehículo

Por: Javier A. Lomelí

La información genética  es una fuente ilimitada para la personalización de productos. La industria automotriz comienza a aplicarla para determinar el color de los vehículos de algunos de sus clientes más exclusivos.

Un grupo de 10 genes da a los individuos la capacidad de ver en ambientes poco iluminados y tener sensibilidad a los contrastes de luz. Otros cinco genes habilitan la percepción de los colores y determinan la predisposición de las personas al daltonismo. Ambos grupos forman parte del código genético de cada individuo, único e irrepetible y del cual emana información que diversas industrias, como la automotriz, han aprovechado para dar mayor valor a sus productos.

Nissan, por ejemplo, personaliza el color de ciertos modelos a partir de la información contenida en los 15 genes relacionados con la visión y el reconocimiento de color, es decir, la compañía desarrolla el tono de la pintura a partir del ADN de cada uno de los consumidores.

La compañía japonesa empezó a  ofrecer el servicio en agosto en los Emiratos Árabes Unidos para el Altima 2019, la sexta generación del sedán más vendido por la firma, así como el más avanzado y tecnológico de su categoría, según la propia firma automotriz.

Genética en la industria automotriz

De acuerdo información oficial y un video corporativo el proceso del proyecto conocido como Altima Bio-Color es hasta cierto punto sencillo. Los interesados acuden a cualquiera de las dos sucursales que la armadora tiene en ese país de Medio Oriente –en Dubai y en la capital Abu Dabi– para solicitar una prueba de manejo del Altima. Ahí también reciben un kit gratuito para depositar una muestra de saliva que sirve para determinar su ADN.

Un laboratorio contratado por Nissan, cuyo nombre no es público, analiza la muestra y días después entrega los resultados a la sucursal. Los clientes que sí realizaron la compra deciden si quieren la unidad con el color desarrollado a partir de su información genética, o bien, seleccionan un vehículo con color similar de entre las unidades disponibles con el distribuidor.

De optar por el primer caso el cliente espera un par de semanas a que la automotriz personalice y envíe el auto desde el sitio de ensamble. Nissan produce el Altima en dos plantas de Estados Unidos: 

En Smyrna en Tennessee y en Canton en Mississippi. También en las instalaciones de su aliado chino, Dongfeng, ubicadas en la ciudad de Xiangyang, provincia de Hubei.

Sin embargo, la producción en este último sitio atiende solo al mercado chino. Es por ello que los vehículos Altima llegan a Emiratos Árabes Unidos desde Norteamérica, lo que implica una travesía logística.

Exportar un automóvil por barco desde Estados Unidos a Emiratos Árabes Unidos toma de 20 a 35 días (dependiendo si parte de la costa Este u Oeste) y un costo estimado de casi 1,100 dólares (poco más de 21,200 pesos), según información de CFR Rinkens, compañía estadounidense especializada en el envío marítimo de autos en contenedor. 

El valor de la espera

La compra de un vehículo personalizado implica una espera de hasta tres meses y no porque exista una demora en la línea de producción, admitió José Román, presidente y director general de Nissan Mexicana  a medios de comunicación en septiembre pasado, tras la puesta en marcha de la línea de producción del Versa 2020, en la planta de Aguascalientes.

La demora bien vale la pena para el usuario y la compañía. De acuerdo con el reporte Made-to-order: The rise of mass personalization, 1 de cada 2 consumidores están dispuestos a pagar más por productos o servicios personalizados, y un 48% a tener una larga espera para poder recibirlo.

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El gusto por comprar algo que es único y el hecho de que los productos o servicios estándar no cubren las expectativas, son dos de los tres principales motivos por los que un consumidor adquiere algo personalizado. 

De ahí que varias industrias busquen ofrecer un valor agregado apoyándose en herramientas no tradicionales para su segmento como el análisis del ADN.

Biotecnología para la manufactura 

En años recientes la información genética se ha utilizado en la industria médica para desarrollar tratamientos con base en el perfil de cada paciente (medicina dirigida o de precisión) y, previamente, para determinar el parentesco entre personas.

El método científico se ha usado pero en otras áreas de las industria como el marketing de las compañías, según Nataly Medina Rodríguez, coordinadora de la carrera de Ingeniería en Cibernética Electrónica en el CETYS Universidad, campus Tijuana.

La ingeniera señala que el uso del análisis genético como parte de la estrategia comercial es una tendencia creciente en varias industrias, sobre todo en segmentos con mayor valor y competencia.

Por ejemplo, Nissan prevé que el mercado de Medio Oriente, África e India crezca 40% hacia 2022, por lo que reforzó su estrategia para satisfacer la demanda de vehículos en esa zona.

El mercado de vehículos ligeros en Emiratos Árabes Unidos está liderado por Toyota, Nissan y Mitsubishi con una participación de 29.9%, 23.7% y 13%, en forma respectiva, de acuerdo con datos del International Trade Administration (ITA), asociación que ayuda a las empresas estadounidenses en materia de comercio exterior.

“Estas tres marcas representaron 66.6% de las ventas totales de autos en EAU en 2018, un avance de 12.3% respecto al año previo”. 

Riesgo inherente

De acuerdo con la especialista en cibernética electrónica Nataly Medina Rodríguez, aunque el potencial de la información genética en la industria es alto, también tiene un riesgo asociado dada la sensibilidad de los datos recabados. “Es información privada y de hecho si una persona acepta realizarse una prueba de ADN, la pregunta sería si los descendientes y ancestros estarían de acuerdo, dado que están íntimamente relacionados. Es información que concierne a todo el círculo familiar”.

Expone que si bien las empresas tienen sus propias políticas de privacidad donde exponen los términos y condiciones del servicio, la realidad es que el consumidor no está realmente seguro del destino final de sus datos.

Los términos y condiciones del proyecto Bio-Color estipulan que el laboratorio contratado por Nissan solo analiza los “marcadores genéticos necesarios para los rasgos visuales” y no podrá emplearse para diagnóstico médico. Además, el laboratorio recibe información anónima del cliente, es decir, recibe un código ligado a la muestra que está libre de información personal.

Una vez que concluye el análisis, el laboratorio destruye la muestra conforme a la Ley de Tejidos Humanos, y los resultados son eliminados al mes de haberlos compartido con el cliente.

Sin embargo, afirma que la división de Nissan en Medio Oriente “no se hace responsable de algún daño, pérdida, responsabilidad, lesión incurrida o sufrida por algún participante”.

Nataly Medina, comenta que así como la industria ha evolucionado aprovechando la información genética de los consumidores, los países deben perfeccionar las leyes para regular el alcance y los posibles conflictos asociados. “El marco regulatorio debe ser más estricto para que las empresas puedan desarrollarse en ese aspecto”.

La personalización con base en información genética también permitirá crear productos y servicios para personas con alguna discapacidad, como daltonismo o debilidad visual, e incluso es posible imaginar que en un futuro exista un vehículo configurable con los rasgos genéticos del usuario.

Al identificar el código genético se podrían generar comandos e integrarlos a los autos para hacerlos más inteligentes y adaptarlos a las necesidades del usuario sin necesidad de interactuar con la unidad a través de comandos de voz.

El ADN en otras industrias 

La industria automotriz y de la salud no son las únicas que han aprovechado el análisis de ADN para añadir mayor valor a su producción o generar medicamentos de precisión.

Alimentos, más allá del menú

En 2017 el restaurante londinense Vita Mojo estableció una alianza con DNAfit, la firma británica de nutrigenómica y genética aplicada al deporte, para dar a los consumidores la posibilidad de ordenar alimentos preparados a partir de los requerimientos nutricionales de su organismo. Para lograrlo DNAfit analiza muestras de saliva.

Health Fit, bienestar mental

A partir de abril pasado, la firma británica DNAfit permite a los consumidores conocer su predisposición genética al sueño y al estrés, para tomar acciones sobre sus hábitos de consumo y  su comportamiento, y mejorar su condición corporal. Para ello analiza la calidad de sueño y el impacto personal que genera la cafeína en el organismo. 

Cosméticos, belleza interior

En febrero de 2018 LifeDNA aprovechó su expertise en análisis genético para el cuidado de la piel. La compañía estadounidense ofreció 5,000 pruebas de ADN gratuitas para dar a clientes suplementos o kits personalizados, bajo el argumento de que sin una prueba de ADN  los químicos no dan resultados efectivos pues se aplican aleatoriamente.

Cervezas, bebidas a la medida

La compañía cervecera de Reino Unido Meantime Brewing Company incursionó en 2017 en la personalización de esta bebida con ayuda de la firma de biotecnología 23andMe. Esta analiza una muestra de saliva del cliente y capta la información genética para dar con el sabor personalizado. También se analiza la propensión a las notas dulces y amargas.

Cristalería, tarros en 3D

La tolerancia al alcohol, la sensibilidad al aroma de malta y la sensibilidad al amargor del lúpulo se correlacionan con la información genética de cada persona. Este fue el punto de partida de Suntory, la firma cervecera de origen japonés, para desarrollar vasos de cerveza diseñados a partir de la información contenida en una muestra de saliva.

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