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No, no hay armas apuntando a la cabeza de nadie, pero hay muchos casos reales de intimidación explicita en el mundo corporativo.

El síndrome de Estocolmo en el mundo corporativo

Un gran número de líderes de empresas están en condición de rehenes por sus proveedores de software y ni siquiera lo saben, ya sea por desconocimiento puro de la relación en la que se encuentran, o porque, tal vez tengan desarrollada una relación cercana con aquellos que los mantienen en dependencia, sus captores, como describe el síndrome de Estocolmo. Ese es el nombre que normalmente un psicólogo da a una persona que es sometida por un tiempo prolongado a intimación, y pasa a tener empatía e incluso amor o amistad con su agresor.

Deteniendo la dependencia de los proveedores de software e impulsando una propia hoja de ruta de TI.

No, no hay armas apuntando a la cabeza de nadie, pero hay muchos casos reales de intimidación explicita en el mundo corporativo. Y eso es, una realidad en el campo de las tecnologías de la información (TI).

¿A qué escenario nos lleva esto?

En el área de TI, históricamente dominada por pocos y grandes proveedores globales, que fueron consolidando su posición de liderazgo sobre todo a partir de la década de los 90, con la oferta de sistemas de administración, los ERP’s.

La fuerte concentración de mercado de estos gigantes de tecnología fue gradualmente otorgándoles el poder de imponer contratos de prestaciones de servicios que no siempre son favorables para sus clientes, con el objetivo principal de mantenerlos cautivos, presos, vulnerables y asustados de optar por cualquier cambio.

Esta dominación fue ganando terreno y lo que hoy tenemos es una especie de monopolio impuesto por los grandes proveedores de TI.

Los clientes, a su vez, se sienten atrapados y, aun así, son obligados a sufrir auditorias agresivas, con resultados mal explicados, y a pagar altísimas tazas de mantenimientos y soporte para mantener su operación, realizando actualizaciones de software. El precio es alto y raramente tiene beneficios claros para el negocio, al final alguien tiene que cubrir los costos para que este monopolio continúe existiendo, ¿verdad?

En esta relación delicada entre las empresas y los proveedores de TI, muchos clientes acaban creyendo que es mejor dejar todo como esta y no rebelarse contra los contratos desfavorables y abusivos, por miedo puro de rebelarse al status quo. Ahí está, la analogía con el síndrome de Estocolmo. Pero la pregunta es: ¿hasta cuándo este escenario podrá sobrevivir sin que los nuevos líderes encuentren el valor y liberen a su empresa de esta pesada ancla?

La transformación

La buena noticia es que esta situación está cambiando, pues en el mundo tan dinámico en que vivimos es casi obligado y natural romper con dichos comportamientos similares a los monopolios para ganar competitividad.

La innovación y la transformación digital son indicadores del ambiente corporativo, y para lograrlos y para alcanzarlos es necesario romper con los patrones ya establecidos, con soluciones realmente disruptivas.

Aquellos CIO’s que practican su liderazgo dentro de las empresas, evitan tomar decisiones equivocadas, además no se alcanza la innovación de medio o largo plazo sin incluir al área de TI.

Esta función no puede ser delegada solamente a los “private equities” o a los CFO’s “manos de tijera”, que en muchos casos asumen el papel de cortar costos y promover la innovación, con acciones a corto plazo para lograr resultados inmediatos. Los líderes de TI, por otro lado, requieren ver las necesidades del negocio de modo más integral. Es aquí, donde ellos requieren retomar el protagonismo en la toma de decisiones.

Aquel viejo departamento de tecnología, anticuado, implementador de “paquetes” desconectado de la estrategia de la empresa, da lugar a un área TI activa y sincronizada, que busca no solo reducir gastos sino agregan valor a la empresa, sin embargo para que suceda la transformación digital en la práctica y trazar mejoras que impacten el crecimiento de la empresa, la nueva área de TI construye una nueva arquitectura orientada a micro servicios (MSA), obligada a promover la agilidad y la innovación enfocados al éxito del negocio.

Un paso primordial en esta perspectiva es desvincular tu negocio del proveedor de ERP que quiera imponer patrones de monopolio, y no volver a ser rehén de contratos de servicio de soporte y mantenimiento que literalmente inhiben la innovación en tu empresa, una vez que la arquitectura de sistemas tiende a ser monolítica, para alcanzar la transformación digital es necesario hacer uso de las mejores soluciones disponibles en el mercado y construir un mundo nuevo.

Pero en lo antiguo, usualmente esta la joya de la corona. Entonces es necesario contar con un proveedor que esté capacitado, de confianza, que pueda cuidar los ambientes legacy, sin cobrar las tarifas extremadamente altas para dar soporte y mantenimiento.

El CIO orquesta los ambientes legacy y las nuevas soluciones con el protagonismo necesario, en asociación con el negocio, para alcanzar la transformación.

Cambiar de trabajo y muchas veces las barreras son también culturales dentro de la propia organización. Inclusive los mismos colaboradores dentro del equipo de TI pueden boicotear este movimiento de transformación, porque no saben, o porque no quieren, adaptarse y aprender una nueva forma de trabajar. Los paquetes de software no son la mejor solución.

Las organizaciones requieren de un enfoque más ágil. Es necesario crear, desarrollar, probar e ir para el próximo proyecto. Siempre junto con las áreas del negocio.

El secreto es no apartarse y seguir de frente, revolviendo el liderazgo renovando y empoderando al equipo.

Es real, hay alternativas viables fuera de tu burbuja. Recuerda una cuestión básica: los buenos proveedores son socios, y no son agentes de intimidación. Libérate ya. También en el mundo corporativo, la vida es mejor en libertad.

Por Edenize Maron, Gerente General para Latinoamérica de Rimini Street.

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