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¿Como nace un coleccionista?
Mi primera colección fue de canicas; agüitas, cayucos y balines, otras de diferentes tamaños y de muchos colores. Los niños presumían sus colecciones a la hora del recreo, ahí comenzaban los intercambios, en el juego perdías o aumentabas tu colección.
Mi segunda colección fue de cajitas de cerillos, ¿quién no ha tenido en sus manos una de estas cajitas amarillas? Ahí comencé a conocer muchas obras de grandes artistas. Los Cerillos la Central, más allá de su función principal, son piezas de arte y de colección involuntaria. Gracias a ellos conocí a muchos pintores mexicanos que se dieron a conocer a través de este objeto cotidiano.
La Central fue la primera cerillera en México. El inolvidable tren de la portada y el nombre lo tomaron de la Estación Central de Ferrocarriles en Veracruz.
En 1940, su director general Don Daniel Montull, diseñó la famosa cajetilla de los Clásicos de Lujo donde, además del ferrocarril, añadió a la Venus de Milo y al Partenón. Al reverso de la caja, había una pintura que podía ser de Rembrandt, Tintoreto, Velázquez o el Greco. Y para atraer todavía más la atención, La Central lanzó un álbum donde uno podía pegar el reverso de las cajetillas de cerillos y armar su colección.
El libro contenía datos sobre los autores y de las pinturas. Cabe decir que ésta fue una época dorada para la memorabilia y los artículos promocionales, así que una caja de cerillos con “estampas” coleccionables, fue un éxito inmediato.
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Una vez que los Clásicos de Lujo se volvieron populares como artículos de colección, Don Daniel tuvo la idea de incluir artistas mexicanos al reverso de las cajetillas.
Al menos 122 pintores mexicanos dieron a conocer su trabajo gracias a La Central, entre ellos estaba Jorge Cázares Campos, quien falleció a principios del 2020, fue el autor de las estampas más populares de los cerillos: los paisajes de varias zonas rurales de México.
¿Cómo comenzar una colección?
Recuerdo la primera vez que visité el taller de un artista, fue una experiencia mágica, porque en ella implicaba adentrarse en la psique del artista, en las emociones, entrar en su espacio, ¿qué pasa alrededor de su vida? Conocer su historia es un viaje a través de sus imágenes, su obra, su pasión, sus logros, sus infortunios e incluso sus experimentos o su obra en proceso.
Claro, hay artistas que no te permiten hacer ese viaje, recelosos de su espacio, permanecen enclaustrados o ermitaños en su creación.
Para mí fue una experiencia muy completa cuando el olor a la tinta y el papel me invadía. Fue el primer taller que conocí, el tórculo me hacia sentir como si fuera dirigiendo un barco que surca hacia un destino desconocido, ahí conocí sus pinceles, las entrañas del taller donde se gestan las ideas y se fecunda el nacimiento de una obra; me fascinó el olor de la tinta, de los trazos y de los bocetos.
El primer cuadro que compré fue la obra del Maestro Armando Eguiza, artista/pintor/grabador; con un talento nato, con gran facilidad para el dibujo de primera intención, renombrado grabador a nivel internacional, con una trayectoria consagrada. Me mostró una pieza de gran detalle y gloriosa manufactura, las líneas formaban una imagen, una alegoría de las tres Gracias. Ahí los claroscuros me fueron conquistando, la obra me recordaba a la de Rubens, que se encuentra en el Museo del Prado.
Las tres academias femeninas, eran las hijas de Zeus, Las Cárites, más conocidas como las tres Gracias: Eufrosine (Júbilo), Talía (Abundancia) y Áglaya (Belleza); eran las diosas del hechizo, la alegría y los misterios eleusinos.
Tal vez por eso me conquisto la pieza.
La disposición de las Gracias forma un triángulo, estando la de en medio de espaldas, con la cabeza vuelta y apoyada en sus compañeras, aparte de mostrar sus tendencias realistas y voluptuosas. Sobre ellas se logra ver el mayor toque del artista, en su interpretación; sobre ellas en lugar del querubín, se logra ver una mariposa un tanto lúgubre, que significa la metamorfosis, elemento que logramos ver en muchas de sus obras.
En fin, logré hacerme de la obra y me dispuse a enmarcarla, elegir el marco, y después consagrar la obra a su espacio definitivo. Para mi fue como colgarme una medalla en el pecho, motivo de orgullo y satisfacción plena cada vez que pasaba por aquella pared, que ahora lucia vestida y muy bien ataviada, preparada para recibir a los visitantes que atentos admiraban mi recién adquisición.
La definición de coleccionista es muy amplia, hay quien colecciona objetos, coches, reúne cosas del mismo género o de distintos; ya sea por el simple gusto de tenerlos o comercializarlos.
Si bien el coleccionista se hace parte de un grupo selecto de personas que tienen la perspicacia, el gusto, o la vocación; la línea se vuelve delgada entre un ser apasionado por coleccionar y la obsesión de acumular.
El coleccionar es una preferencia que, si se cultiva de forma pragmática, te permitirá desarrollar apreciaciones y actitudes muy positivas, tanto culturales, como sociales.
Así que cuéntame.
¿Cómo comenzaste a ser coleccionista?
¿Cuál fue tu primera colección?
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Con 20 años como coleccionista, con 8 años de experiencia como fotógrafo profesional y más de 30 exposiciones; ha logrado posicionar su obra en galería nacionales e internacionales.
Su colaboración ha sido fundamental en portadas y carteles de teatro, así como en diversos eventos en la Opera de Bellas Artes, y eventos internacionales como el primer festival del día de muertos en la Ciudad de México.
Docente y apasionado por la difusión de las artes plásticas.
Es cofundador de la Galería Pa’marte: amor por el arte, con la intención de difundir y promover a artistas consagrados y nuevos talentos que con sus obras de arte logran transmitir la vida, la intensidad y la belleza.
Arte, arte plástico, coleccionista, inversiones, Recomendado