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Tras el confinamiento, las mascotas se tienen que adaptar a la nueva normalidad. Foto: Getty Images

“¡Guau! ¿Ya te vas?” Ayuda a tu mascota a salir de la cuarentena

Estamos entrando en una fase de “nueva normalidad” en México con la pandemia del coronavirus; y muchos podrán- o tendrán- que regresar a trabajar a oficinas, o relajarán un poco el confinamiento que se implementó en los pasados tres meses.

Las personas lo ven como una liberación, pero los animales de compañía, que han estado 24 horas, los siete días de la semana, con sus compañeros humanos podrían tener problemas al re modelar sus hábitos y sus vidas.

Los gatos y los perros están bien cuando viven en la previsibilidad y, como todos nosotros, cada vez que hay un cambio repentino, el estrés acecha, así que hay que recordar que son seres vivos y necesitan atención y comprensión.

Gracias a ellos mucho han encontrado alegría, compañía y fortaleza en estos meses de encierro. Los paseos por la cuadra han aliviado el estrés, pero también han fortalecido la dependencia excesiva que algunas mascotas han desarrollado, y que podría pasar factura en su ánimo y su estado físico.

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Si a los seres humanos el cambió rápido, brusco en hábitos -y el confinamiento repentino-, ocasionó alteraciones de carácter , a los amigos peludos también les generó conflicto, pues tal vez estaban acostumbrados a estar solos en casa y ahora se sienten invadidos; ellos requieren rutina y una vida más “predecible”, digamos.

Se ha hablado mucho de la “ansiedad por separación”, según la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA por sus siglas en inglés), dicho trastorno es uno de los problemas de comportamiento más difíciles de superar para los animales de compañía y sus familias, y se exterioriza en presión psicológica, como en las actitudes de regresión: heces y orina al interior de la casa en lugares donde no lo deben hacer, ladridos excesivos, masticación de objetos o intentos de escapar.

El Manual de Medicina Conductual Canina y Felina de la Asociación Veterinaria Británica de pequeñas especies (BSAVA por sus siglas en inglés) señala los 10 signos más comunes de estrés en los perros: lamido de nariz y labios, cola caída o encogida, bostezos, orejas hacia atrás, jadeos, postura de cuerpo encogido, disminución de apetito, temblores, diarrea sorpresiva y aumento de aullidos, lloriqueos y ladridos

En los gatos se manifiesta en inquietud, agresividad, arañar muebles con más frecuencia, comer más, caída de pelo.

Gato triste. Foto: Getty Images
Foto: Getty Images

En estas situaciones es fundamental prepararlos primero, irlos dejando poco a poco solos nuevamente y acostumbrarlos gradualmente a las ausencias.

A los perros habrá que dejarles la televisión o radio prendidos, juguetes para roer cuando se sientan nerviosos y tener comida y agua en sus platos. Ir haciendo paseos cortos y dejarlos un rato solo.

Los gatos necesitan respeto a su espacio, así que habrá que permitir que pase tiempo en lugares donde pueda ser ignorado. No prestarle toda la atención ni querer jugar o interactuar más de lo habitual, jugar con ellos a la misma hora o establecer una rutina para ello, tener siempre comida y agua en dónde las pueda tomar. Y buscar nuevas formas de conseguirlas, jugando.

También es necesario prepararlos –sobre todo a los perros- para cuando vuelvan a socializar con otros canes. Sus ansias por jugar se pueden interpretar como agresiones. Será necesario ir poco a poco

Aunado a esto, los amigos de cuatro patas y de compañía en general entienden y agradecen el cariño y comprensión, así que brindarles los llamados “refuerzos positivos” como caricias, “premios” (galletas o croquetas crujientes, huesos de carnaza, juguetitos) o felicitarles cuándo hacen algo bueno u obedecen es muy importante en este proceso de desapego.

Perro triste. Foto: Getty Images
Foto: Getty Images

Recordemos las palabras de Sabrina Tonutti, antropóloga y autora, junto con el etólogo Roberto Marchesini, del libro Animales mágicos “( el animal de compañía) es un miembro de la familia, pero con su propio papel y su propia identidad preciosa y distinta, que es en gran medida (si no del todo) diferente de la del hombre”.

Por lo que hay que cuidarles, prodigarles cariño y ver por su salud mental, recordando que “la relación entre el hombre y el animal se asemeja a cualquier relación de amor o amistad, en la que cada persona construye su propia versión de la otra en su propia cabeza y corazón.”

Así qué ayudemos a nuestros compañeros restableciendo la rutina de paseos, juegos, distancia y convivencia que había antes de la cuarentena, siempre recordando el apoyo que nos han brindado, de manera incondicional.

Correspondamos a su amor desinteresado.

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confinamiento, mascotas, perros