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Whisky japonés. Foto: Pixabay

Whisky japonés, la bebida que une las viejas costumbres con las nuevas

Al momento de hablar de whisky, usualmente, la mente viaja hacía Escocia para hablar de un buen destilado de cereales. Lo que pocos saben, es que el beber este destilado en su versión nipona puede traer lo mejor de la vieja escuela con una identidad fresca y sello único.

En el inicio de la occidentalización de Japón, muchas costumbres se trataron de imitar siguiendo el ejemplo de Gran Bretaña y Estados Unidos, como es el caso del consumo de destilados como el whisky.

La importación del whisky era muy costosa en aquel entonces (era Meiji 1868-1912) y fue por ello que trataron de replicar la receta del whisky escocés sin tener éxito alguno, hicieran los ajustes que hicieran.

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No fue hasta que un estudiante de la Universidad de Glasgow, descendiente de productores de sake, unió esfuerzos con un gran personaje de la industria de los destilados en Japón, de nombre Shinijiro Torii. Aquel estudiante de nombre Masataka Taketsuru fue pionero en la receta que brindara el éxito a la hoy famosa destilería fundada en Yamazaki: Suntory.

El tiempo es sabio, dicen por ahí; en el caso del whisky japonés no fue la excepción, ya que desde el primer lanzamiento de una etiqueta japonesa (de nombre Shirofuda) que no fue bien recibida por el mercado, comprendieron que lo mejor no era tratar de asemejarse a los escoceses y encontrar su propia identidad en un sabor único rico en notas florales y herbales, pero con fundamentos sólidos tendientes a lo tradicional, sería lo más atinado.

Whisky producido en Japón. Foto: Pixabay
Foto: Pixabay

Posteriormente, estos dos personajes encontraron destinos separados. Taketsuru encontró en Yoichi el lugar perfecto para fundar su destilería de nombre Nikka; por su parte, Torii continuó perfeccionando la receta en Suntory. Dos productoras importantes en la actualidad.

En su método de elaboración es fundamental el malteado, a grado tal que importan cebada malteada ya turbada de Escocia y Norteamérica. En contra parte, el agua que usan se extrae de varios pozos excavados en las colinas cubiertas de bambús en Yamazaki, cuya calidad se compara a la de Glenmorangie.

Fue hasta el 2001 que la fama del whisky japonés saltó al mundo entero con el otorgamiento del premio “Best of the best” al singlemalt Yoichi por la cata internacional organizada por Whisky Magazine. Desde entonces, el destilado japonés, no ha dejado de obtener reconocimientos.

Hoy en día, debemos comprender al destilado del sol naciente como una bebida en la cual se unen las viejas costumbres con las nuevas.

Si bien respetan mucho de las viejas tradiciones al elaborar el whisky, el concepto de este destilado ha sido forjado para maridar con la cocina nipona, por lo cual, se han optado por nuevos rituales de consumo como el Mizuwari.

El Mizuwari sugiere beber el destilado en un coctel, mezclando ⅓ de whisky con ⅔ de agua, pero existen diversas variaciones que van desde la adición de un twist cítrico, hasta la combinación con té. Al reducir la concentración de etanol, el whisky revela todos sus matices aromáticos.

Botellas de whiskey producido en Japón. Foto: Pixabay
Foto: Pixabay

Por otro lado, para los consumidores de whisky más puristas, se puede disfrutar de una copa de este destilado con una esfera de hielo en su versión “on the rocks”, o simplemente acompañado de un chaser para alternar ambas bebidas y lograr una experiencia placentera.

No puedo dejar de invitarlos a que prueben uno de mis whiskys japoneses favoritos: Yamazaki 12 años. De una intensidad media alta con un cuerpo medio sedoso, recuerda a flores violetas, blancas y ligeras notas a pasto recién cortado. Con un pequeño toque dulce a miel y galletas. De poder conseguir Yamazaki 80 aniversario, no duden en comprarlo para consumo personal.

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