Libros en tiempos de cuarentena: Frankenstein

Para quienes les gustan las historias góticas y llenas de misterio, Frankenstein de Mary Shelley, es el libro ideal para esta cuarentena.

Mary Shelley fue novelista y escritora inglesa, quien logró un lugar en la literatura clásica después de escribir Frankenstein, en 1818, además de ser considerado el primer libro de ciencia ficción en la historia. El origen de éste, fue cuando la autora y su pareja tuvieron que encerrarse unas semanas por culpa del mal clima en la mansión suiza, Villa Diodati.

Un dato curioso de la autora, Mary Shelley fue su postura negativa en contra de las ideas y convicciones sociales, políticas y morales que gobernaban en aquellos tiempos. Mismas ideologías que se ven reflejadas en varios fragmentos de la novela al cuestionar el bien y el mal ante la sociedad, valores e interpretaciones de un mundo egoísta, cruel y lleno de culpas.

Frankenstein no es una novela de diálogos, está contado la mayor parte en primera persona, a manera de cartas entre un navegante y su hermana; capítulos después, entra el personaje principal: Víctor Frankenstein (creador). Lo peculiar de la novela es que la historia va más allá de la representación visual que tenemos del monstruo gigante, lleno de costuras con tornillos en la cabeza.

En realidad, Mary Shelley logra una gran interpretación de Frankenstein, incluso a través del monstruo nos hacer ver el otro lado oscuro de la sociedad que juzga, se vuelve cruel y lastima. Por ello, el monstruo expresa el dolor que sufre ante el rechazo de la sociedad, aludiendo a su creador de insensato al cuestionar con qué fin lo trajo al mundo.

“¡Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir? ¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?”

Aunque cada quien le da muchas interpretaciones de la vida a esta novela, se cree que la mayor parte del tiempo, el monstruo representa el embarazo y nacimiento de un nuevo ser, un ser inocente que viene al mundo para contagiarse de egoísmo, maldiciones y expuesto ante la insensibilidad de una sociedad.

Y, es que cuando nacemos, somos seres inocentes, pero el camino nos va envolviendo en maldades, depresiones, crueldad y sentimientos negativos hacia los demás.

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Frankenstein nos lleva a cuestionar esa línea delgada entre la vida y la muerte, pero también la evolución que se vive en la humanidad, en ese entonces, sinónimo de la revolución industrial (etapa en que la escritora vivió e hizo alusión en su obra). Una interpretación entre los inventos industriales y el hombre; creadores que pueden estar fabricando sus propias desgracias ¿Te imaginas?

Aunque en la novela de Frankenstein no habla a detalle de cómo fue creado ese monstruo que trajo tantas desgracias. Sí se habla de los procesos científicos que se desarrollan en aquellos tiempos, como es el caso de la putrefacción. A pesar, de ser un proceso de descomposición nada romántico, Mary Shelley logra dar vida con elogio a este proceso.

“Vi cómo se marchitaba y acababa por perderse la belleza; cómo la corrupción de la muerte reemplazaba la mejilla encendida cómo los prodigios del ojo y del cerebro eran la herencia del gusano”.

¿Lo mejor del libro?

Terminar con esas interpretaciones fantasiosas impuestas por el cine y la televisión. Sin duda, siempre será mejor conocer la verdadera historia con sus matices y tener nuestra propia interpretación. Además de reflexionar entre los dilemas de la ciencia y ética. ¿Hasta dónde puede llegar la ciencia?, ¿cada invento del hombre a la larga se vuelve su propia pesadilla?

Temas que hasta hoy en día, seguimos viviendo a través de los adelantos científicos y tecnológicos, como lo es la creación de la inteligencia artificial.

Importante: para algunas personas la lectura podría ser un poco pesada y repetitiva por lo que es recomendable leerlo en alguna de sus ediciones ilustrativas, esto ayuda a llevar una lectura más fluida y visual.

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Karen Hernández

Comunicóloga por profesión y Mtra. en medios digitales. Me dedico a Social Media y a este mundo digital que nos invade a diario; sin embargo, descubrí el gusto por contar historias a través de mis libros favoritos.

Cada libro nos deja una huella para construir nuevos recuerdos.

Puedes encontrarme en cualquier cafetería de la CDMX, tomando un latte macchiato y disfrutando de una buena lectura.

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