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Cuentos para leer en Navidad. Crédito Pixabay

5 cuentos que puedes disfrutar esta Navidad

Uno de los temas más recurridos para escribir cuentos es la Navidad. Algunos de los grandes autores se han inspirado en esta época en que se celebran reuniones con amigos y familiares, cercanos y lejanos, lo que se presta a un sinnúmero de narraciones. Las apariciones, arrepentimientos y los milagros son frecuentes cuando se trata de una época de iluminación como es esta que gira alrededor del nacimiento del hijo de Dios.

Un cuento de Navidad (A Christmas Carol)

Un cuento de Navidad, de Charles Dickens es en el que primero pensamos. Escrito en 1843 sigue siendo actual, esa es la maravilla de la literatura. Para este autor, la historia sucede “concretamente en los mejores días del año, la víspera de Navidad, el día de Nochebuena”. Y lo que le sucede a su ya clásico personaje el Señor Scrooge, a quien las fiestas no sólo no le hacían ninguna ilusión, las consideraba una tontería.

Scrooge era un hombre que no encontraba ningún motivo para ser feliz y tampoco creía que los demás la pudieran encontrar. A pesar de que era rico de sobra, como le decían los demás, sentía que vivía en un mundo de locos, sin sentido. Toda su vida se centraba en pagar cuentas…

A todos esos idiotas que va por ahí con el Felices Navidades en la boca habría que cocerlos en su propio pudding y enterrarlos con una estaca de acebo clavada en el corazón. Eso es lo habría que hacer”.

Scrooge, quien gruñía por todo, sólo quería que lo dejaran solo y en paz. Cuando se le apareció por primera vez el fantasma de su socio Marley, quien había muerto siete años antes, ni siquiera se sobresaltó. Sin embargo, cuando ya en su casa frente a la chimenea le pidió que se sentar a hablar con él, Scrooge sintió terror pero hizo todo lo posible para distraerse y dominarlo.

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“Había algo espantoso en el halo infernal que envolvía al espectro”. Cuando Marley le explicó que estaba encadenado porque arrastraba las cadenas que se había forjado en la vida, y le dijo que Scrooge se estaba condenando a lo mismo con la actitud que tenía, que tuviera cuidado porque si no cambiaba, iba a sufrir tanto como Marley sobre todo en los días de navidad. Y antes de retirarse le dijo “Esta noche estoy aquí para advertirte que aún te queda una oportunidad, una esperanza que yo te he conseguido… Vas a ser hechizado por Tres Espíritus”.

Como en todos los buenos cuentos, el personaje principal sufre un cambio con estas visitas y “Estuvo en la iglesia, deambuló por las calles, contemplo a la gente apresurándose de un lado a otro, dio palmaditas en la cabeza de los niños, se interesó por los mendigos, miró las cocinas de las casas, abajo, y las ventanas de arriba, y descubrió que todo le resultaba un placer.

Nunca había imaginado que un paseo le pudiera reportar tanta felicidad. Por la tarde, encaminó sus pasos hacia la casa de su sobrino”. No lo reconocían cuando entró. Después de esa cena que disfrutó como nunca, se volvió un hombre bondadoso y hasta espléndido.

“No volvió a tener trato con aparecidos, pero en adelante vivió bajo el Principio d Abstinencia Total y siempre se dijo que él que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie”.

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La adoración de los Reyes

La adoración de los Reyes, de Ramón María del Valle-Inclán, describe el camino de estos tres sabios, su llegada al pesebre guiada por la estrella, cómo se inclinaron y postraron a adorar al Niño Jesús, dejando sus coronas a los pies de éste. Luego besaron los pies del niño, quien sonrió en sueños. Y partieron sintiéndose bienaventurados entre todos los nacidos.

“Ajenos a todo temor se tornaban a sus tierras, cuando fueron advertidos por el cántico lejano de una vieja y una niña que, sentadas a la puerta de un molino, estaban desgranando espigas de maíz”. Y les advirtieron que tuvieran cuidado con los soldados del Rey Herodes.

  • Jardín umbrío. Madrid, editorial Espasa-Calpe, 2002. Colección Nueva Austral, núm. 284.

Cuento de Nochebuena

Cuento de Nochebuena, de Rubén Darío. También se trata de la adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús. Comienza con la historia del hermano Longinos, de Santa María, quien servía de sacristán y tocaba el órgano como nadie en el convento.

Un día de Navidad, Longinos fue a otra aldea, en el camino vio en el cielo una gran estrella y se encontró a los tres Reyes Magos, y al Niño al que iban a adorar. Longinos se preguntó qué le iba a ofrecer él que no tenía riquezas y le dijo “toma, Señor, mis lágrimas y mis oraciones, que es todo lo que puedo ofrendarte. Y aquí los reyes de Oriente vieron brotar de los labios de Longinos las rosas de sus oraciones, cuyo olor superaba a todos los ungüentos y resinas; y caer de sus ojos copiosísimas lágrimas que se convertían en los más radiosos diamantes por obra de la superior magia del amor y de la fe; todo esto en tanto que se oía el eco de un coro de pastores en la tierra y la melodía de un coro de ángeles sobre el techo del pesebre”.

Mientras tanto, en el convento extrañaban a Longinos, quien no había regresado a tocar el órgano para la ceremonia de esa noche de Navidad. Sin embargo, “de repente, en los momentos del himno, en que el órgano debía resonar… resonó y resonó como nunca; sus trompetas, excelsas voces; sus tubos todos estaban como animados por una vida incomprensible y celestial. Los monjes cantaron y cantaron, llenos del fuego del milagro; y aquella Noche Buena, los campesinos oyeron que el viento llevaba desconocidas armonías del órgano conventual, de aquel órgano que parecía tocado por unas manos angélicas como las delicadas y puras de la gloriosa Cecilia…”. Al poco tiempo murió el hermano Longinos, su cuerpo se conserva incorrupto en una tumba de mármol.

Las Navidades de Jorge Luis Borges

Entre otras historias muy recomendables para leer en estos días, que suceden en torno a la Navidad son Una noche bohemia, de Victoriano Salado Álvarez y Los muertos, de James Joyce.

Los Justos, del gran Jorge Luis Borges es un poema que el autor escribió para celebrar la Navidad y se considera el cuento más corto con este tema.

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Borges y Bioy Casares, generalmente festejaban la Navidad o Año Nuevo juntos entre los años 40 y 80. Borges contaba que “El día de Nochebuena de 1938 (año en el que murió mi padre) sufrí un grave accidente”. Y decidió escribir el cuento “Pierre Menard, autor del Quijote”.

The Gift of the Magi

Borges solía regalar libros en la Navidad. Él mismo tradujo el cuento de O. Henry, The Gift of the Magi (1965), al que el argentino describió como una breve y patética obra maestra y tituló en español El regalo de los Reyes Magos.

Es la historia de una pareja que se ama pero sufre de carencias económicas. El día de Navidad cada uno busca la forma de dar a su pareja un objeto que estuviera a la altura de sus inmateriales pero múltiples atributos. Ella decide vender su cabellera para poder comprar una correa de platino para el reloj de él, sabiendo que eso lo haría más feliz que cualquier otra cosa. Él le compra a ella unas peinetas recamadas. Así que ninguno pudo usar el regalo que con tanto esfuerzo y cariño le había comprado su pareja.

Concluye con la siguiente reflexión: “…Yo he relatado aquí la aventura de dos locos en un pisito, que insensatamente sacrificaron el uno para el otro los mayores tesoros de su casa… Pero en una palabra final, para los sabios de estos días, dejemos dicho que de cuantos de cuantos reciben regalos, estos dos fueron los mas sabios. De todos cuantos entregan y reciben regalos, los que son como ellos, son los más sabios en estos días, . En todo caso son los más sabios. Los verdaderos Reyes Magos son ellos”. Siguiendo esta línea, “en los textos de Borges el “regalo” no siempre es material. A veces es una filosofía de vida y un modo de aceptar el destino, comentó el especialista en Borges, Sebastián Hernaiz, en Cuaderno Waldhuter.

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