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Santiago Iriarte, director de El Moro. Foto: Cortesía El moro

El Moro, tradición que no le teme al cambio

Tradición, familia y por su puesto, churros y chocolate son las primeras ideas que surgen al escuchar el nombre de El Moro, un lugar emblemático de la Ciudad de México que con 85 años de historia y éxitos, ahora busca conquistar a las nuevas generaciones y poner en alto el nombre de México.

El rico sabor y la autenticidad de este negocio ha dejado huella en la capital del país y sus habitantes desde la década de los 30, cuando un joven emprendedor español, originario de un lugar llamado Elizondo, ubicado en el valle del Baztán, decidió probar suerte en México con un carrito ambulante para recorrer el Zócalo capitalino y ofrecer este postre tan especial; emulando a un árabe que acostumbraba venderlo en las fiestas de su pueblo natal.

El joven, de nombre Francisco Iriarte, tuvo tanto éxito, que dos años después de su incursión, en 1935, tuvo la oportunidad de instalar un local en el número 42 de San Juan de Letrán, donde nacería la famosa churrería. 

El Moro en San Juan de Letrán 42. Foto. Especial

Sin embargo, el emprendedor no tuvo la fortuna de ver en lo que se convertiría su creación. A los 33 años de edad, Francisco falleció de tuberculosis y fueron sus hermanos José, Ignacio y Santiago, los encargados de continuar con su legado; el cual ha sobrevivido a incendios, terremotos y la influenza H1N1.

Con la visión de la tercera generación de la familia Iriarte, se vislumbra un futuro prometedor que trasciende fronteras.

En entrevista para Big Shot Magazine, el director ejecutivo del Moro Santiago Iriarte Iturbide, sobrino nieto del fundador, recordó cómo es que desde pequeño acompañaba a su padre al negocio familiar y fue comprendiendo el gran potencial que se escondía en la cultura y tradición que ofrece El Moro.

“Desde que estaba en la universidad, todas mis prácticas las hacía sobre el negocio familiar, me fui involucrando más y poco a poco”, relató Iriarte Iturbide, quien estudió administración de empresas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), “ahí es donde realmente se me abrieron los ojos, conocí un poco más de los negocios internacionales, cómo se manejan las franquicias, etc., y fue que decidí meterme de lleno al negocio”.

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Con el apoyo de su hermano Francisco Iriarte, el empresario mexicano apostó por la renovación y la innovación, con un cambio de imagen que atrajera nuevos consumidores, pero manteniendo viva la esencia del histórico restaurante de churros y chocolate.

La gente joven de México cada vez viaja más, ve negocios similares en el extranjero y sabíamos que El Moro tenía el potencial de posicionarse como una de las marcas exitosas y digamos, de las ‘cool’ de la ciudad”.

Para Santiago Iriarte, la oportunidad radicó inicialmente en darle “un pequeño giro” al negocio en cuanto a branding e imagen para lograr que creciera el mercado.

Así, de la mano del diseñador mexicano Ignacio Cadena y su equipo de Cadena + Asoc., el director ejecutivo de El Moro ha cristalizado su idea con una expansión de 12 sucursales en la Ciudad de México, además del local original del Centro Histórico.

“Logramos hacer tanto ruido, que incluso hasta publicaciones internacionales nos otorgaron premios de diseño”, comentó.

La imagen de El Moro

El nuevo concepto adoptado para desarrollar la imagen de las nuevas sucursales de El Moro se da en línea con la visión estratégica de Iriarte Iturbide y su hermano Francisco de posicionarse como punto de referencia para comer churros, chocolate y algunas otras propuestas culinarias en varios rincones de la CDMX como Santa Fe, Mercado Roma, la Zona Rosa, Polanco, Polanquito y la colonia Cuauhtémoc.

La paleta cromática, inspirada en los mosaicos emblemáticos que le dan la personalidad a la marca y conservan el ADN del local original, contrasta con un tono blanco que ayuda a iluminar el interior y a los muebles que se alinean de tal forma que evocan al estilo art deco.

Nueva imagen en la sucursal de Mariano Escobedo. Foto: Cortesía El Moro
Sucursal de Mariano Escobedo. Foto: Cortesía El Moro

“Lo que buscábamos era un posicionamiento de imagen, además del nombre, en el que la gente pueda ir, tomarse una foto, subirla a sus redes sociales y que sea muy representativo de qué es El Moro”.

Churros y chocolate, el secreto

Aunque dicen que de la vista nace el amor y la ya característica imagen de las sucursales de El Moro han atraído a miles de clientes, para Santiago Iriarte, la conquista de nuevos paladares se debe principalmente a la calidad de sus productos, a su equipo de trabajo y el personal.

“Tenemos este éxito gracias a nuestro personal, yo creo que lo más importante de toda empresa es su personal, su equipo, nosotros lo que queremos es que ellos sean exitosos que crezcan dentro de la empresa”.

Iriarte destacó la necesidad de mantener motivada a la gente que trabaja en este negocio, a través de oportunidades para el crecimiento interno.

“Poder otorgar la oportunidad de llevarlos desde la cantera, hasta el estrellato. Es lo que me gusta de la gente que entra a trabajar con nosotros, asegurarles que si hacen un buen trabajo, que si trabajamos en equipo, que si logramos nuestros objetivos, siempre va a haber recompensas”.

Trabajadores de las nuevas sucursales.
Foto: Cortesía El Moro

Otra de las ventajas competitivas que el empresario mexicano considera vital es su relación con los proveedores, y que sus intereses y valores estén alineados para ofrecer alta calidad y pagar lo justo a los productores, sin la necesidad de intermediarios.

“Nos enfocamos muchísimo en la calidad de nuestros productos y ahí es donde entra la segunda relación más importante que creo que tenemos, además de con la comunidad, es nuestra relación y alianzas con nuestros proveedores. Nosotros tenemos proveedores desde hace más de 30 años, desde la harina, el aceite, etc, siempre logramos mantener una gran alianza”.

Trascender fronteras, los nuevos retos

La rápida expansión de El Moro en la CDMX en más de cinco años ha despertado el interés de los visitantes de otras entidades del país por tener una churrería en su ciudad y Santiago Iriarte ve esta señal como una oportunidad que vale la pena explorar, sin embargo, está esperando el momento adecuado.

“2020 iba a ser el año en que íbamos a empezar a penetrar el interior de la República, desafortunadamente llegó Covid-19 y nos ha parado los planes de expansión un poquito, pero estamos midiendo las aguas, estamos viendo cómo se comporta el mercado y todavía vamos a tomar la decisión un poquito más adelante, si continuar con esta expansión hacia el interior de la República, pero definitivamente sí es algo que tenemos contemplado y vamos a lograr en algún momento cercano”.

Sin embargo, el plan del empresario es más ambicioso. 

“No dudes que verás a El Moro en todas partes del mundo, es un objetivo que traemos y que queremos cumplir y yo creo que el potencial ahí está”.

Respecto a la contingencia sanitaria que se implementó por la pandemia de Covid-19 que ha forzado a millones de negocios en el país a cerrar sus puertas y suspender parte de sus actividades, el directivo destacó la necesidad de no bajar la guardia y buscar oportunidades en la adversidad.

“Uno como empresario joven siempre te imaginas que van a llegar tus tiempos adversos, pero personalmente nunca me imaginé que iba a ser de esta magnitud”.

Santiago Iriarte destacó que gracias al trabajo de su equipo han podido mantenerse a flote por medio de modelos de ventas como Drive Thru en algunas de las sucursales que pudieron dejar abiertas, mientras que han aprovechado también su alianza con la plataforma de reparto a domicilio Rappi.

“A través de ellos logramos conectar con un nuevo modelo de negocio que se llama Virtual Kitchen”; Iriarte explicó que esta plataforma cuenta con bodegas donde instalan cocinas para ofrecer servicio domicilio a través de aplicaciones como Rappi, Uber Eats y Diddi.

“El trabajo en equipo es lo que nos ha sacado adelante y sobretodo pivotear el momento”. 

El desafío de la tercera generación

La empresa familiar es el tipo de organización más numerosa en México, sin embargo, uno de los grandes retos que les toca enfrentar es construir las bases para subsistir a través de las generaciones.

De acuerdo con el Centro Citibanamex para el Desarrollo de la Empresa Familiar, una de cada tres empresas familiares no logra sobrevivir a la tercera generación, solo el 13% lo hace, y aproximadamente el 4% llega hasta la cuarta generación.

Ante este panorama, Iriarte Iturbide reitera el potencial que pueden llegar a tener los negocios familiares en México.

Sucursal original de en Lázaro Cárdenas.
Foto: Cortesía El Moro

“Creo que si la gente que tiene empresas familiares le ve futuro, haciendo las cosas bien, buscando una institucionalización de la empresa donde haya una gran comunicación con los socios, etcétera; tienen muchísimo futuro”.

Respecto a la herencia de su tío abuelo Francisco y de su padre, Santiago Iriarte destacó: “la verdad es que llena de orgullo saber que nació dentro de tu propia familia, que tenga potencial de crecimiento a niveles de empresas extranjeras o nacionales gigantes, es algo que llena mucho de orgullo”.

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